El enemigo invisible, pero ruidoso: contaminación sonora en los océanos (1)

El océano es, para muchos, un símbolo de tranquilidad. Solemos pensar que dentro del mar no existe nada más que silencio. Pero eso está alejado de la realidad. Este es un ecosistema lleno de vida y, como tal, lleno de especies que viven, comen, se reproducen y se comunican como cualquier otro organismo. Y donde hay vida, hay sonido.

El sonido es un tipo de energía que ocurre de manera natural en el ambiente marino. Aunque no lo parezca, el agua transmite de manera muy eficiente las ondas de sonido y se sabe que las bajas frecuencias (conocidas como infrasonidos) pueden viajar grandes distancias lejos de la fuente de origen que las produce.

El sonido ambiental del océano se define como uno donde no se puede identificar una sola fuente de origen. En este tipo de sonido se encuentran las olas, el viento, la comunicación entre las especies marinas, terremotos, explosiones volcánicas y algunas fuentes de ruido humano. Por esa misma mezcla de diversos orígenes, su presencia es constante en los ecosistemas acuáticos.

El problema que empezó a surgir a principios de los años 90’s es que los sonidos humanos están siendo cada vez más fuertes y duraderos. Al aumentar las actividades económicas y militares, aumentaron actividades generadoras de ruido en los océanos. El transporte marino, la exploración y explotación de recursos mineros y el uso de sonares por parte del ejército de algunos países ha provocado un aumento en la cantidad e intensidad de los ruidos introducidos en el océano.

El grupo de animales en donde se ha visto más efecto de esa contaminación sonora es en los mamíferos marinos, como los delfines, ballenas y focas. Se sospecha, por ejemplo, que el uso de sonares de alta frecuencia por parte del ejército ha provocado un aumento en los varamientos de ballenas, producto del sonido que las desorienta, haciendo que terminen encalladas en las costas a la orilla del mar.

El ruido puede llegar a dañar los oídos de las especies; dificulta a los animales que utilizan la ecolocalización (como los delfines) el detectar a sus presas; oculta los sonidos de comunicación entre individuos, como en las ballenas y además modifica los comportamientos de descanso, alimentación y reproducción de dichas especies.

Si a todo esto le sumamos otro tipo de amenazas como la contaminación química, pérdida de hábitats y el calentamiento global, las consecuencias podrían ser desastrosas para las especies al largo plazo.

Pero hay buenas noticias. La contaminación sonora en los océanos se ha empezado a reconocer como un problema por organizaciones como la ONU. Por eso se están empezando a trabajar en planes de mitigación de manera regional, nacional e internacional. Pero para hablar más a fondo de los mismos será necesario dejarlo para otra entrada de este blog.


Fuente:

Harm M. Dotinga, Alex G. Oude Elferink (2000) Acoustic Pollution in the Oceans: The Search for Legal Standards, Ocean Development & International Law, 31:1-2, 151-182, DOI: 10.1080/009083200276102

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2 comentarios en “El enemigo invisible, pero ruidoso: contaminación sonora en los océanos (1)

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