Los orígenes de la amistad: altruismo para comenzar

Dice por ahí un meme de internet: “la amistad es amigo.” ¿Confuso? Sí. ¿Nos aclara algo de la naturaleza de la amistad? Lo más seguro es que no. No podríamos culpar a este meme de ser poco claro. La amistad entre los humanos (y otras especies) es confusa desde el punto de vista de la evolución. Para entender el por qué, empecemos con la definición.

Según la Real Academia de la Lengua, la amistad es el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.” El conflicto empieza con la parte de “desinteresado.” En evolución siempre se habla del costo que tiene cada comportamiento y adaptación sobre la reproducción (hablé de esto en el blog anterior “El amor está en las plumas: evolución del cortejo animal”) ¿Cuál costo? El costo energético en forma de recursos (comida, parejas, peleas), territorios, salud, etc. Al final, esa energía la queremos usar para reproducirnos, la meta de la evolución.

Si seguimos esta idea, entonces ceder energía a otro individuo de manera desinteresada, en forma de ayuda, comida y demás bienes, es equivalente a disminuir nuestras posibilidades de reproducirnos. Esto, a la vez, incrementa la probabilidad de la persona beneficiada. ¿Por qué haríamos eso? Esto va en contra de lo que se sabe de la evolución.

Han surgido explicaciones sobre el origen del altruismo y de la amistad. La más popular es considerar que queremos aumentar nuestro éxito reproductivo de manera indirecta. Eso sería posible siendo altruistas con la gente que comparte nuestro material genético: padres, hermanos, sobrinos y todo el árbol genealógico que sigue. Y esa tendencia se puede ver…pero tanto en humanos y en algunos casos registrados en otras especies, no se sigue al 100% esa regla.

¿Cuál sería la explicación de ayudar a un amigo que no está relacionado contigo? O ni hablar de las personas que ayudan más a sus amigos que a su propia familia de sangre. En las interacciones humanas hay situaciones que no se pueden explicar con un simple intercambio de energía y costo reproductivo a corto plazo. Eso no significa que la evolución no esté actuando. Tal vez, no estamos viendo todo el panorama de beneficios, riesgos y mecanismos que hay en juego en un grupo de animales.

Primero, tenemos que entender que hay otros beneficios de interactuar con nuestros conespecíficos. No sólo es cuestión de reproducción y energía inmediata. Cada acción que realizamos puede conllevar un beneficio o daño a quienes nos rodean.  Al tener la capacidad de entender eso, tanto como el causante o el receptor de esos beneficios, permite la evolución de otro tipo de interacciones y beneficios más complejos.

De ahí puede empezar a surgir la empatía y el altruismo. Si comprendo el beneficio o el daño que me causan y yo puedo causar, entonces puedo empezar a modificar mi comportamiento para intentar obtener la mayor cantidad de beneficios de todas mis interacciones.

Aquí es dónde se sospecha que inicia el concepto de la amistad dentro de la evolución. Posiblemente el altruismo y la empatía comenzaron como un simple análisis de costo-beneficio a largo plazo. Además, reforzadas con las interacciones y situaciones de un grupo que busca la supervivencia.

Pero la amistad no se puede simplificar con la excusa de que queremos “invertir energía a largo plazo.” Las ya mencionadas interacciones grupales, además de ciertos mecanismos psicológicos han hecho de la amistad algo más complejo.

Pero eso es algo que tendremos que ver en el blog de junio.

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